A continuación te dejamos estas palabras para ofrecer un recurso espiritual que haga menos difícil el tránsito por nuestra tristeza ante la pérdida de un ser querido.
El consuelo vive en la fe y lo tendremos al abrir nuestro corazón a Dios, al dejar que nos llene con su paz y su esperanza para así poder superar el vacío que queda después de una pérdida.
Acerquémonos a nuestro ser querido que ha partido con la oración, iluminemos con ella su sendero en el camino de la perfección. El tiempo lava las heridas, poco a poco cederá el aislamiento de nuestra alma recogida, ella reabrirá sus puertas al mundo en el camino de superar una partida.
Mi alma está de duelo,
de tristeza viene cubierta,
pues ya no estás conmigo,
mi alma está desierta.
Tu voz no escucho más,
tampoco tu risa sincera.
Sólo queda este vacío
que tu partida me deja.
Mas sé que en este trance
Dios camina junto a mí.
Me da templanza y consuelo
para aliviar este sentir.
Tu recuerdo siempre guardaré
dentro de mi corazón.
Ahora descansas en paz,
te he grabado en mi interior.
Gracias por los instantes
de alegría compartida.
A Dios pido entereza
para asumir esta partida.
Es ley de vida este adiós,
un paso que todos damos.
Con fe y temple hemos de andar
este sendero designado.
Sé que nos volveremos a ver
cuando llegue mi hora final.
Y el tan ansiado reencuentro
se dará por gracia espiritual.
Tu alma sigue su travesía,
buscando la redención.
Yo sigo aquí mi camino
creyendo en el Salvador.
María me da su manto,
ella entiende mi aflicción.
Me ayuda en este sendero
para renovar mi ilusión.
Que la luz de Cristo te guíe,
y pronto sane la herida.
Para que abras tu corazón
en la promesa de la otra vida
Te dejamos el enlace a la explicación de cómo llevar adelante el Santo Rosario para los difuntos.