Lectura del Rosario a San Judas Tadeo Paso a Paso

Por lo general una persona o guía es la encargada de dirigir las etapas de este Poderoso Rosario a San Judas Tadeo, marcando la pauta a seguir durante el rezo del mismo. También puede hacerse en solitario rezando paso a paso cada una de las oraciones y peticiones, acompañada de su meditación.

G: Guía  

A: Acompañantes

San Judas Tadeo
San Judas Tadeo llevando un medallón con la imagen de Jesucristo

Leamos:

Queridos hermanos, 

nos reunimos hoy para elevar nuestras oraciones a Dios, por intercesión de San Judas Tadeo, fervoroso apóstol y abogado de las causas difíciles a quien recurrimos en los momentos de apuro, quien nos apoya cuando nos sentimos abrumados por la carga de nuestras tribulaciones, aquel cuya vida estuvo llena de celo evangelizador y en cuya muerte dio testimonio del amor supremo a nuestro Señor Jesucristo. 

Elevemos nuestras voces al unísono, mientras meditamos los misterios de su existencia, marcada profundamente por su fidelidad al mensaje de Jesús.

Recemos este rosario con devoción y confianza en la intercesión poderosa de San Judas Tadeo, para que podamos alcanzar las gracias que anhelamos, para Dios nada es imposible.

INICIO

Se hace la señal de la cruz:

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Rezar el Padre nuestro:

G: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

A: Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

OFRECIMIENTO

¡Oh Virgen María!

Que nos has descubierto en el Santo Rosario el arma poderosísima para vencer a nuestros enemigos, el escudo para defendernos de sus asaltos, y la escalera que nos conducirá al paraíso, ayúdanos cuando recurramos a Ti con esta plegaria y has que podamos merecer por ella todas las gracias necesarias no solo para nosotros, sino también para los que amamos, para los pobres pecadores, para los moribundos, para las almas del purgatorio. 

San Judas Tadeo, 

Abogado de las causas difíciles y desesperadas, hoy te ofrecemos este Rosario, herramienta que nos dio María para obtener la gracia de Dios. Te pedimos que intercedas por nosotros ante el Señor para superar los retos de la vida y que nos conceda la gracia de perseverar en la fe, el amor y la esperanza.

Ayúdanos San Judas Tadeo a meditar en los misterios del Rosario, para que podamos crecer en nuestro conocimiento del ejemplo en la vida virtuosa de Cristo.

(Adicional: Puede hacer aquí su petición)

Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

 “Señor Mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío por ser quien eres y porque te amo sobre todas las cosas me pesa de todo corazón haberte ofendido, también me pesa porque puedes castigarme con las penas del infierno. Prometo firmemente con la ayuda de tu Gracia no volver más a pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta, me darás de tu gracia para enmendarme y perseverar en tu santo servicio hasta el fin de mi vida”. Amén.

CREDO

“Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilatos, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna”. Amén

PADRE NUESTRO

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén

AVE MARÍA

Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor está contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

GLORIA

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

PRIMER MISTERIO

El llamado a seguir a Cristo

Judas Tadeo se encontraba trabajando en su taller de carpintería cuando escuchó al profeta Juan el Bautista decir: 

  • «Arrepentíos, porque el reino de los cielos está cerca». 

Sintiendo que su corazón se encendía, Judas dejó sus herramientas y pasó a convertirse en el discípulo de Juan. 

Tiempo después, oyendo hablar a Jesús, Judas quedó impresionado por la sabiduría de sus palabras. Cuando Jesús le dijo 

  • «Sígueme», 

Judas respondió lleno de fervor: 

  • «Señor, te seguiré a donde vayas». 

Dejando atrás su vida pasada, se convirtió en uno de los doce apóstoles, consagrado a difundir las enseñanzas de Cristo.

PADRE NUESTRO

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén

AVE MARÍA (Se debe rezar 10 veces)

Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor está contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

GLORIA

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN:

Bienaventurado San Judas Tadeo, tú que supiste reconocer en tu juventud el llamado del Señor y abriste tu corazón para seguir los pasos de Cristo, sé para nosotros guía y protector en nuestra propia vocación, para que sepamos discernir la voluntad de Dios y tengamos el valor de responder a su Palabra.

Tú, que dejaste tus seguridades del mundo para emprender la misión del Reino, intercede ante el Padre para que nos conceda un corazón dócil que sepa escuchar su voz. Ruega por nosotros, San Judas Tadeo, para que nuestros oídos y nuestras almas estén atentos a la Palabra que salva y vivifica, sirviendo en la edificación de su Iglesia.

Amén.

SEGUNDO MISTERIO

Testigo de los prodigios de Jesús

Maravillado, Judas Tadeo presenció cómo Jesús realizaba extraordinarios milagros. 

En las bodas de Caná, vió cómo Jesús convertía el agua en vino tras escuchar a María decir: «No tienen vino». En el mar, en medio de una tormenta que azotaba la barca, oyó a Jesús ordenar: «¡Calla, enmudece!» y de inmediato sobrevino una gran calma. Cuando Jesús multiplicó los panes y los peces, Judas Tadeo ayudó a repartir los alimentos entre la multitud. Los prodigios le hicieron testigo de la divinidad de Jesús.

PADRENUESTRO

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén

AVE MARÍA (Se debe rezar 10 veces).

Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor está contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

GLORIA

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN:

Oh bienaventurado San Judas Tadeo, privilegiado testigo de los grandes milagros de nuestro Señor Jesucristo.

Viste maravillado cómo Jesús convertía el agua en vino en Caná, cómo multiplicaba los panes y los peces para saciar al pueblo hambriento, cómo calmaba la furia desatada de los elementos con su palabra. Fuiste testigo de cómo sanaba a los enfermos, expulsaba demonios y hasta resucitó a Lázaro de entre los muertos.

Ruega por nosotros, para que veamos las maravillas que Dios puede obrar, confiando en su bondad que todo lo puede. Que permanezcamos siempre alertas para reconocer su presencia y dar testimonio de sus obras con júbilo y gratitud. Amén.

TERCER MISTERIO

El fuego del Espíritu Santo

Los apóstoles se encontraban reunidos con María después de la muerte de Cristo, cuando de pronto un estruendo llenó la casa y lenguas de fuego se posaron sobre cada uno. Judas sintió que su corazón se incendiaba y, lleno del Espíritu Santo, salió decidido a predicar la Buena Nueva, exclamando: «¡Cristo ha resucitado!». La gente se maravillaba al oírlo hablar con tanta elocuencia del amor de Dios.

PADRE NUESTRO

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén

AVE MARÍA (Se debe rezar 10 veces).

Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor está contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

GLORIA

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN

Oh San Judas Tadeo, testigo privilegiado de la resurrección del Señor, tú que pasaste de la tristeza por su muerte a la alegría infinita por su triunfo sobre el sepulcro, alimenta nuestra esperanza con la certeza de su victoria.

Enséñanos a mantener viva la fe en medio de las pruebas, sabiendo que Dios puede obrar maravillas y que con Cristo la muerte fue derrotada.

Ruega por nosotros para que mantengamos los ojos puestos en la gloria venidera, aguardando confiados la plenitud del Reino donde cada lágrima será enjugada. Que la firmeza de tu esperanza sea fuente de consuelo y fortaleza. 

Amén.

CUARTO MISTERIO

Predicando el Evangelio

Judas recorrió Judea y otras regiones anunciando la palabra de Cristo. En medio de dificultades y persecuciones, exhortaba a los paganos a convertirse. «Cristo los ama y yo he venido a mostrarles el camino hacia Él», decía con fervor. Judas soportó fatigas y peligros, pero convirtió a muchos a la fe de Cristo mediante su predicación y la obra de milagros que Dios realizaba por su mediación.

PADRE NUESTRO

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén

AVE MARÍA (Se debe rezar 10 veces).

Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

GLORIA

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN

Valiente San Judas Tadeo, predicador incansable de la palabra de Dios, danos fortaleza para resistir toda adversidad en la difusión de la fe y para no callar ante indiferencia o rechazo, sino proclamar con obras y palabras el mensaje de salvación.

Que tu ejemplo nos impulse a vencer el desaliento en la evangelización, perseverando con la confianza puesta en la divina Providencia que guía nuestro accionar. Que el fuego del Espíritu nos mueva a llevar con celo la luz de Cristo a este mundo necesitado.

Ruega por nosotros, incansable apóstol San Judas Tadeo, para que seamos portadores de la luz de Cristo. Y que un día podamos compartir contigo la gloria eterna.

Amen

QUINTO MISTERIO

La visión de Cristo glorioso

Cuando se aproximaba el momento de su martirio, San Judas Tadeo oraba fervientemente. De pronto tuvo una visión celestial en la que recibió a Jesucristo rodeado de luz quien le dijo: “Judas Tadeo, siervo fiel, no temas, que yo estaré contigo hasta el final”. Judas Tadeo. quien nunca dejó de predicar la palabra de Jesús se sintió reconfortado entendiendo que su maestro lo acompañaría en su mayor prueba y fortalecido al ver premiar su obra con el reino de los cielos. Lleno de gozo y valentía afrontó una cruel muerte, ofreciendo su vida por amor a Cristo. 

PADRENUESTRO

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén

AVE MARÍA (Se debe rezar 10 veces).

Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor está contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

GLORIA

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN

Oh San Judas Tadeo, reconfortado por la visión de Jesús antes de tu martirio, tú que viste su rostro glorioso y escuchaste sus palabras de aliento, ruega para que sintamos su presencia en nuestros temores.

Que su luz ilumine nuestras tinieblas y oigamos su voz pronunciando nuestro nombre, sabiendo que Él comprende nuestras penas por haber sido hombre como nosotros.

Danos la firmeza de tu fe para caminar confiados a la vida eterna, sabiendo que Jesús vendrá a buscarnos para llevarnos a la gloria prometida. 

Amén

Guía: Ave María Purísima.

A: Sin pecado concebida. Amén.

INVOCACIONES  

G: Señor, 

A: ten piedad de nosotros.

G: Cristo,

A: ten piedad de nosotros.

G: Santa María, 

A: ruega por nosotros.

G: San Judas Tadeo, 

A: ruega por nosotros.

G: Siervo fiel y amigo de Jesús, 

A: ruega por nosotros.

G: Patrón de los casos difíciles y desesperados, 

A: ruega por nosotros.

G: Apóstol que seguiste al Salvador, 

A: ruega por nosotros.

G: Apóstol que nos asistes en nuestros momentos de dificultad, 

A: ruega por nosotros.

OREMOS

G: Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.

A: Sálvanos, Señor.

G: Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.

A: Óyenos, Señor.

G: Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.

A: Ten piedad y Misericordia de nosotros.

ORACIÓN

“Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios, no desprecies las suplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, líbranos de todos los peligros, ¡Oh Virgen Gloriosa y Bendita! Ruega por nosotros junto al apostol San Judas Tadeo para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo”. 

Amén.

ORACIÓN FINAL

San Judas Tadeo, abogado de las causas difíciles

Agradecemos tu intercesión por nosotros, tú que eres nuestro protector en toda necesidad.

Que tu obediencia plena al Señor y tu amor ardiente por Cristo sean luz que ilumine y guíe nuestro propio caminar como sus discípulos, miembros de su iglesia.

Ruega por nosotros en nuestras luchas espirituales y sé nuestro refugio en las tormentas de la vida. Que tu ejemplo nos impulse a trabajar por el Reino de Dios para alcanzar contigo la gloria eterna.

Amén

¡Santa María, conserva nuestra fe y salva nuestras almas! 

Así, Madre Santísima, con la paz de Dios en la conciencia, con nuestros corazones libres de mal y de odios, podremos llevar a todos la verdadera alegría y la verdadera paz, que vienen de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que con Dios Padre y con el Espíritu Santo, vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Guía: Ave María Purísima.

A: Sin pecado concebida.

EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO. 

AMÉN

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