El alma de Cristo

significado del INRI

En su perfección el alma de Cristo es inmutable, está ajena a toda afección y pasión. No obstante, dista de ser fría, muy por el contrario, su alma mira de forma piadosa hacia la humanidad ungiéndola de amor y perdón. Una de las oraciones católicas más conocidas es la oración al Alma de Cristo cuya importancia narramos aquí.

El Alma de Cristo funde lo humano con lo divino, en ella coexisten la sabiduría y el amor como juntos existen el calor y el fuego. El Alma de nuestro señor Jesucristo es capaz de abrir el camino a las almas humanas al reino de los cielos, salvando y santificando a aquel a quien toca, quien ha obrado con justicia o arrepentimiento.

El alma de Cristo fue hecha de pureza en los cielos fundiendo los más bellos sentimientos que pueden nacer en el hombre, parte de su ser mortal, con la sabiduría de su divinidad, lo que le permite estar libre de pecado a la vez que apiadarse de todos nosotros.

Todo aquello que Dios ve el alma de cristo lo sabe. Cristo venera al padre y aprendió en su tránsito humano sobre su omnipotencia cuando debió surcar el camino de nuestra salvación a través del sacrificio de la carne.

Es para invocarla que recurrimos a la oración al Alma de Cristo

El alma de Cristo es luz que sigue la senda marcada por Dios padre con rectitud y busca formar en nosotros la semilla de la salvación, siendo capaz de confortarnos, defendernos y mostrarnos el sendero hacia el reino de los cielos que labró para nosotros con sabiduría y el sufrimiento de su carne, que luego fue glorificada con la resurrección, unida al creador de todo y su verbo eterno, fundiéndose de nuevo cuerpo y espíritu, un espíritu que recogió la gloriosa sangre de Cristo vertida en el suelo, debajo de la cruz.

La caridad y amor divino que surge como fruto a partir de la resurrección de Cristo se vierte sobre nosotros por intermediación de su alma, crece a medida que compartimos esta misma caridad con el necesitado. Cristo resucita la pureza dentro de nuestro ser, pero para ello debemos salir a su encuentro siguiendo sus enseñanzas.

Es por lo dicho que al rezar la oración al alma de Cristo imploramos por su fuerza que resucite dentro de nosotros en forma de convicción indestructible para ahuyentar los pecados, lavar las culpas y devolver la inocencia de aquellos que han caído.

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