La Virgen de Guadalupe es una de las advocaciones marianas más famosas del mundo siendo su culto compartido por millones de feligreses.

Historia de la Virgen de Guadalupe y sus apariciones
9 de diciembre de 1531
Primera aparición
El 09 de Diciembre del año 1531, en un pueblo de Tulpetlac en México, un indígena humilde de la etnia de los Chichimecas de Texcoco y llamado Cuauhtlatoatzin en su lengua nativa, lo que significa “El que habla con un águila”, y conocido posteriormente como Juan Diego se levantó muy temprano sin imaginar que un acontecimiento cambiaría su vida para siempre.
Quién fue Juan Diego, su historia
Juan Diego era un cristiano profundamente piadoso. Cada sábado y domingo caminaba temprano en la mañana para llegar a tiempo a la misa y a las clases de catecismo en el antiguo centro ceremonial azteca de Tlatelolco. En esos fríos amaneceres, se protegía del frío con un manto o tilma tejida con fibras de maguey.
Era un frío sábado por la mañana, luego de realizar su faena diaria en la tierra, cuando Juan Diego emprendió su acostumbrado viaje desde su pueblo natal de Tulpetlac hacia la gran ciudad de México Tenochtitlan para asistir a misa y recibir catequesis. Esa mañana sucedió su primer encuentro con la Virgen de Guadalupe.
Atravesando el cerro del Tepeyac ya de madrugada, Juan Diego escuchó de pronto una suave y celestial música, como de preciosos pájaros trinando alegremente. Alzando la vista a la cima de la colina, vio a una bellísima Señora que lo llamaba dulcemente por su nombre. Ella le habló con gran cariño, llamándolo:
En su camino, cuando pasaba por el cerro del Tepeyac ya de madrugada, Juan Diego escuchó de pronto una suave y celestial música, como de preciosos pájaros trinando alegremente. . Siguiendo su sonido ascendió la colina y en su cima visualizó un resplandor del que emergía una voz aterciopelada que lo llamaba dulcemente por su nombre y le decía:
– “Hijo mío, Juan Diego, ven”.
En la cima de esa colina se encontraba de pie, aguardando por él, una linda Señora que resplandecía con la belleza de su rostro y su vestido que brillaba como el oro al recibir los rayos del sol, parecía sin lugar a dudas, una gran “Señora que venía del cielo”.
Sobrecogido y lleno de gozo, el humilde indígena subió de inmediato al encuentro de la misteriosa dama.
Con asombro y aún impactado por tanta belleza, Juan Diego se acerca cuando ella comenzó a decirle:
– “Hijo mío oye lo que tengo que decirte. yo como la Santa Virgen María, Madre de todos ustedes al igual que la Madre de Dios, deseo sea levantado en este sitio una Iglesia en mi nombre. Es en este sitio donde oiré el llanto de todos los que me necesiten, consolaré a los que están tristes, los libraré de penas y angustias, derramando todo mi amor y misericordia sobre vosotros. Ve ante el Obispo y entrégale este mensaje”.
Juan Diego atónito ante lo expresado por la hermosa “Señora del Cielo”, emprende de nuevo su camino, pero esta vez se dirigió a la casa del Obispo en la Ciudad de México, para llevarle este mensaje. Al llegar a esta casa, la servidumbre viendo que se trataba de un sencillo y humilde indígena le hicieron esperar por largo tiempo. Después de una larga espera, es atendido por Fray Juan de Zumárraga a quien expone la petición encomendada por la hermosa “Señora del Cielo”.
El Obispo oye todo lo que le narra Juan Diego, escéptico de lo que escuchaba, pensando que todo era un simple sueño o una fantasía ideada en la mente de este humilde indígena, desconfió de sus palabras y no creyó en la petición.
Juan Diego al ver que el Obispo no le había creído, se retira y se dirige de nuevo a la colina de Tepeyac donde lo estaba esperando la Señora celestial para expresarle lo ocurrido.
Segunda aparición
Al llegar a la cumbre del cerro, Juan Diego se postró ante la Virgen y le comunicó la respuesta del obispo Zumárraga, quien no le había creído y le pidió una señal para certificar que provenía de la Virgen.
– “Mi Hermosa Señora con gran tristeza le digo que fue oído más no creído su mensaje”.
La hermosa Señora lo escucha con gran amor y ternura y le contesta
– “No te sientas derrotado por ello, así que debes ir de nuevo mañana e insistir en mi deseo de levantar un templo en este sitio”.
Le aseguró que ella era la siempre Virgen Santa María, Madre de Dios, y que enviaría una señal al obispo para que le creyera.
Juan Diego prometió volver a ver al obispo y llevarle el mensaje de la Virgen. Se despidió humildemente de ella, asegurándole que cumpliría con su encargo a pesar de sentirse indigno.
Así transcurrieron los dos primeros encuentros del humilde indígena Juan Diego con la madre de Dios en las faldas del Tepeyac, eventos que darían origen a la gran devoción guadalupana y cambiarían el destino espiritual de México.
Rosario a la Virgen de Guadalupe completo
10 de diciembre de 1531
Tercera aparición
Al día siguiente, 10 de Diciembre, vuelve Juan Diego a emprender su camino para dirigirse a la casa del Señor Obispo fray Juan de Zumárraga quien volvió a recibirlo y es cuando Juan Diego se le arrodilla expresando que es verdad todo lo narrado por él y le repitió el deseo de la Virgen de que se construyera una iglesia en el Tepeyac. El relato y su insistencia, logran que el Obispo le escuche con mayor interés pidiéndole éste una prueba una señal de que todo ello era verdad. Juan Diego ya más alegre, salió presuroso a encontrarse con la Hermosa Señora en Tepeyac para darle la respuesta del Obispo. La “Señora del Cielo” de nuevo lo escucha y le dice que al siguiente día tendrá la prueba que el Obispo pedía.
11 de diciembre de 1531
Cuarta aparición
Era martes por la mañana, dos días después del primer encuentro en el Tepeyac tuvo lugar el culminante y definitivo encuentro entre la Virgen de Guadalupe y su elegido, el indígena Juan Diego Cuauhtlatoatzin.
Llegado el día en que Juan Diego recibiría la prueba de la aparición de la bella Señora, su tío Juan Bernardino enfermó gravemente. El humilde Juan Diego creyó que el destino le tenía deparado no encontrarse con ella ya que su tío requería de cuidados especiales por lo que marcha al pueblo en procura de un Médico que le atendiera.
Intentando evitar el cerro para no retrasarse decidió rodear la colina del Tepeyac para evitar otro encuentro con la Señora del Cielo y poder cumplir rápido su diligencia. Allí el humilde indígena fue interceptado sorpresivamente por la bella Señora, quien descendió a su paso preguntando hacia donde iba con tanta prisa y angustia.
– «¿A dónde vas?», le preguntó con dulzura.
Juan Diego le explicó entristecido la gravedad de su tío y le rogó paciencia para poder ir a México y traer al médico. Entonces la Virgen lo reconfortó:
– “No te mortifiques ni desconsueles puesto que tu tío ya está sano”
y así fue. Al regresar a casa, su tío se encontraba recuperado de la enfermedad.
12 de diciembre de 1531
Quinta Aparición de la Virgen de Guadalupe a San Juan Diego

El 12 de Diciembre, Juan Diego vuelve a encontrarse con la “Señora del Cielo” en el Tepeyac, y esta le indicó que subiera a la cumbre del Tepeyac, donde encontraría flores frescas en pleno invierno.
– “Ve a la cima de la colina, en ella corta las flores más frescas y hermosas que veas y me las traes”.
Así lo hizo y atónito encontró en ese terreno un jardín de flores hermosas con agradable aroma, rosas exquisitas cubiertas de escarcha. Las recogió, llevándolas a la Señora. Ella misma acomodó las flores en la tilma de Juan Diego y le dijo:
– “Tú como mi mensajero, ve de nuevo ante el Obispo y enséñale el ayate con estas flores que serán la prueba de la verdad y el deseo de ser levantado en éste sitio un templo en mi nombre”.
Juan Diego partió confiado a llevar las rosas al incrédulo obispo, fray Juan de Zumárraga, como muestra irrefutable de la verdad de las apariciones de la Virgen y de su deseo. Las rosas serían la señal definitiva para que al fin construyeran la iglesia que había solicitado la Madre de Dios. El obispo al verle presiente que le traía la prueba solicitada, al escuchar absorto lo que Juan Diego le narraba, las flores cayeron del ayate dejando ver pintada en su tela la hermosa imagen de la Santísima Virgen María. El Obispo cayó de rodillas y con gran exaltación colocó ese ayate sobre un oratorio y le dijo a Juan Diego que al día siguiente irían a ver el sitio donde la “Señora del Cielo” quería que le construyeran su Iglesia en el cerro del Tepeyac, comenzando así la devoción a la SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA DE GUADALUPE.
Oración a la Virgen de Guadalupe
Juan Diego continuó su entrega total y plena a la devoción a su señora siéndole construida una pequeña casa al lado de la Ermita de la Virgen de Guadalupe, sitio donde permaneció hasta el final de sus días.
Construcción de la Basílica de Guadalupe
Antiguamente, para los habitantes del Imperio Mexica, el cerro de Tepeyac tenía un simbolismo importante al venerar a una diosa llamada Tonantzin, cuyo significado en lengua náhuatl es “Nuestra Madre”. En ese mismo cerro, ocurrió las apariciones de la Virgen de Guadalupe al indígena Juan Diego entre los días 09 de diciembre hasta el día de 12 de Diciembre de 1531, cuando la Virgen le entrega la prueba solicitada por el Obispo Juan de Zumarraga a quien Juan Diego llevó la tilma o ayate donde estaba representada la imagen de una hermosa señora por lo que el Obispo creyó en la aparición de la Virgen de Guadalupe. Juan Diego le guió hacia el sitio de la aparición iniciándose tiempo después la construcción de una pequeña capilla o ermita en el lugar de su aparición, comenzando así la devoción Mariana hacia esta Virgen morena.
Al pasar de los siglos, con la creciente veneración a la patrona de los mexicanos, conocida también como la Reina de América, fueron levantados una serie de templos religiosos en la Villa donde se encontraba el cerro de Tepeyac, manifestación de la devoción mariana. Fue en el año 1649 que se dio comienzo a la construcción de la Capilla de los Indios sobre los cimientos de la primera ermita, edificada al tener la certeza de su aparición, resguardando allí la imagen de la Virgen de Guadalupe.
En el año 1666 se construyó otra pequeña capilla en el sitio donde se cree crecieron las flores recogidas por Juan Diego, denominada Capilla del Cerrito, la cual fue substituida en el año 1740 por la que existe actualmente.
Otro edificio importante, edificado en el año 1777 al estilo barroco, ubicado hacia la falda del cerro de Tepeyac, es la Capilla del Pocito en el lugar donde existió un pequeño pozo donde manaba agua catalogada como milagrosa por los devotos que acudían a ese lugar. En dicha capilla se encuentra una reproducción de la tilma de Juan Diego.
Hacia el año 1777 se edificó la Capilla del Pocito, un edificio al estilo barroco, ubicado hacia la falda del cerro de Tepeyac, en el lugar donde existió un pequeño pozo donde manaba agua catalogada como milagrosa por los devotos que acudían a al sitio. En dicha capilla se encuentra una reproducción de la tilma de Juan Diego.
Al final del siglo XVII, es decir a partir del año 1695, comenzó la construcción del Santuario de la Basílica de Guadalupe con la apertura en el año 1709 de una Iglesia con una hermosa fachada al estilo barroco, siendo embellecida y remodelada posteriormente adquiriendo un estilo más neoclásico, teniendo cuatro torres octogonales. Esta es la antigua Basílica, denominada por el Papa Juan Pablo II como “Templo Expiatorio a Cristo Rey”, donde en ella permaneció durante 267 años la tilma con la imagen de la Virgen, pero al existir una serie de hundimientos en el subsuelo de esta Basílica que la fueron deteriorando haciéndola inestable, se comenzó con la construcción de otra edificación cerca de ella.
La nueva Basílica fue iniciada en el año 1974 y dos años después, el 12 de Octubre de 1976, la tilma con la imagen de la Virgen fue trasladada hacia este nuevo sitio de devoción construida con amplio aforo, mejor acústica y vitrales de colores que dejan pasar la luz del día hacia el interior del templo para apreciar y contemplar en su plenitud la belleza del retablo donde se encuentra la “Señora de los Cielos”, la Virgen de Guadalupe.
Cuál fue el primer Milagro de la Virgen de Guadalupe
El primer milagro de Guadalupe es la aparición de su en la tilma de Juan Diego, una tela de ayate, que se conserva en la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México. La tilma está hecha de fibras de maguey, un material que es muy frágil y que no debería durar más de 20 años. Sin embargo, la imagen de la Virgen de Guadalupe ha sobrevivido a los elementos durante más de 500 años, lo que se considera un milagro.
Aquí te mostramos más de los increíbles Milagros de la Virgen de Guadalupe
Novena a la Virgen de Guadalupe
Por tradición, esta novena se inicia el día 3 de diciembre y finaliza el día 12 de diciembre, día de gloria y fiesta en honor a la Virgen de Guadalupe. Esta novena también puede ser rezada en cualquier oportunidad en la cual necesitamos del apoyo y ayuda de la Virgen.
Pueden descargar la novena a la virgen en nuestra página de descarga de folletos
Origen del nombre Guadalupe
Del ¿Por qué la Virgen se llama Guadalupe? hay dos teorías.
La primera teoría vincula su aparición con su vinculación con la cultura indígena. La Virgen se le apareció a Juan Diego en el cerro del Tepeyac, que era un lugar sagrado para los mexicas. En su aparición, la Virgen se identificó como «la perfecta siempre virgen santa María, madre del Dios verdadero». Los mexicas veneraban a una diosa llamada Tonantzin, que era la madre de los dioses. Se cree que la Virgen eligió llamarse «Guadalupe» para conectar su aparición con la tradición religiosa de los mexicas.
La segunda teoría es que el nombre de «Guadalupe» es el resultado de la traducción del náhuatl al español de las palabras usadas por la Virgen durante su aparición a Juan Bernardino, el tío enfermo de Juan Diego. En su aparición, la Virgen le dijo a Juan Bernardino que le dijera al obispo que era su voluntad que se le llamara «la Siempre Virgen Santa María de Guadalupe».
La palabra náhuatl «coatlaxopeuh» significa «la que aplasta la serpiente». Se cree que la Virgen usó esta palabra para referirse a sí misma como la Madre de Dios, que es el vencedor del mal. La palabra «coatlaxopeuh» se pronuncia «quatlasupe», que suena extremadamente parecido a la palabra en español Guadalupe.
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